EL “NUEVO” IMPERIALISMO: ACUMULACIÓN POR DESPOSESIÓN* David Harvey

La larga supervivencia del capitalismo, a pesar de sus múltiples crisis y reorganizaciones y de los presagios acerca de su inminente derrota provenientes tanto de la izquierda como de la derecha, es un misterio que requiere aclaración. Henry Lefebvre pensaba que había encontrado la clave del mismo, en su famosa idea de que el capitalismo sobrevive a través de la producción del espacio, pero no explicó exactamente cómo sucedía esto1. Tanto Lenin como Rosa Luxemburgo, por razones muy distintas, y utilizando también diferentes argumentos, consideraban que el imperialismo –una forma determinada de producción del espacio– era la respuesta al enigma, aunque ambos planteaban que esta solución estaba acotada por sus propias contradicciones. En los ‘70 traté de abordar el problema mediante el análisis de los “ajustes espacio-temporales” y de su rol en las contradicciones internas de la acumulación de capital2. Este argumento sólo tiene sentido en relación con la tendencia del capitalismo a producir crisis de sobreacumulación, la cual puede entenderse teóricamente mediante la noción de caída de la tasa de ganancia de Marx3. Estas crisis se expresan como excedentes de capital y de fuerza de trabajo que coexisten sin que parezca haber manera de que puedan combinarse de forma rentable a efectos de llevar a cabo tareas socialmente útiles. Si no se producen devaluaciones sistémicas (e incluso la destrucción) de capital y fuerza de trabajo, deben encontrarse maneras de absorber estos excedentes. La expansión geográfica y la reorganización espacial son opciones posibles. Pero éstas tampoco pueden divorciarse de los ajustes temporales, ya que la expansión geográfica a menudo implica inversiones de largo plazo en infraestructuras físicas y sociales (por ejemplo, en redes de transporte y comunicaciones, educación e investigación) cuyo valor tarda muchos años en realizarse a través de la actividad productiva a la que contribuyen.
Desde los ‘70 el capitalismo global ha experimentado un problema crónico y duradero de sobreacumulación. Considero que los datos empíricos recopilados por Robert Brenner para documentar este tema son, en general, convincentes4. Por mi parte, interpreto la volatilidad del capitalismo internacional durante estos años en términos de una serie de ajustes espacio- temporales que han fracasado, incluso en el mediano plazo, para afrontar los problemas de sobreacumulación. Como plantea Peter Gowan, fue a través de la orquestación de tal volatilidad que Estados Unidos (EUA) buscó preservar su posición hegemónica en el capitalismo global5. En consecuencia, el viraje reciente hacia un imperialismo abierto respaldado por la fuerza militar norteamericana puede entenderse como un signo del debilitamiento de su hegemonía frente a las serias amenazas de recesión y devaluación generalizada en el país, que contrasta con los diversos ataques de devaluación infligidos previamente en otros lugares (América Latina en los ‘80 y primeros años de los ‘90, y las crisis aún más serias que consumieron al Este y Sudeste asiático en 1997 y que luego hundieron a Rusia y a parte de Latinoamérica).Pero también quiero plantear que la incapacidad de acumular a través de la reproducción ampliada sobre una base sustentable ha sido acompañada por crecientes intentos de acumular mediante la desposesión6.
Esta, según mi conclusión, es la marca de lo que algunos llaman “el nuevo imperialismo”7.

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