INTRODUCCIÓN
Los efectos del desarrollo desigual y combinado del capitalismo sobre la ecología natural y la ecología humana nunca han sido objeto de una teorización sistemática. Supongo que la principal razón de esta carencia consiste en que el postmarxismo (o postmodernismo) reemplazó de un modo u otro al marxismo en la academia, aproximadamente al mismo tiempo en que los ambientalistas y los ecologistas empezaban a hablar de una “crisis ecológica mundial”. De ser así, estamos ante otro ejemplo de aquella anciana lechuza de Minerva, que plegaba sus alas al amanecer, o del acto de tirar al niño (el marxismo) junto con el agua sucia de la bañera (la URSS y demás).
Contamos con una plétora de nuevos estudios acerca de las condiciones ecológicas en diversas partes del mundo, y con algunas viejas ideas sobre “formaciones sociales capitalistas”, “modo de producción” y “desarrollo desigual y combinado” (este último es un concepto de casi un siglo de antigüedad). Guiados por estos conceptos totalizadores bien probados (que, por cierto, los postmodernistas nunca se han molestado en refutar), podemos aventurar algunas conclusiones provisionales.1 Antes de aplicar estos conceptos al problema inmediato (la ecología global), necesitamos sin embargo recapitular aunque sea brevemente las características más sobresalientes del “desarrollo desigual” y el “desarrollo combinado”.
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