En general, el pensamiento occidental ha dirigido sus preocupaciones de manera separada hacia las cuestiones de la naturaleza por un lado y la problemática social por otro. Cada uno de estos temas ha constituido campos del conocimiento diferentes, con esquemas teóricos, metodologías y formas de interpretación propias. Las "ciencias de la naturaleza" y las "ciencias del hombre" dirigían sus esfuerzos a comprender problemas que se cerraban sobre sí mismos, y en donde la relación entre ambos no constituía un motivo de preocupación, ni mucho menos justificaba su estudio. Es que el desarrollo de la sociedad moderna, edificada sobre las premisas de una racionalidad positivista , no parecía exigir analizar esta relación en profundidad. Los problemas de la naturaleza y el medio ambiente no eran vistos como indispensables para explicar el porqué y el como de un determinado orden social. Pero en las últimas décadas, la cuestión ambiental ha cobrado un creciente interés por parte de los intelectuales en particular y de la sociedad en general. Si en el pasado el aspecto principal para comprender la organización social se encontraba en las relaciones (o en las contradicciones) sociales, el surgimiento de serios inconvenientes ocasionados por el accionar humano sobre el medio ambiente, ha hecho que contemporaneamente el interés en la relación sociedad-naturaleza se incorpore centralmente a esta interpretación. La alteración del clima, la desaparición de la biodiversidad, la acumulación de enormes cantidades de desperdicios industriales y domésticos, nos hablan no solo del ambiente característico del siglo XX, sino de la propia sociedad que lo genera. Hasta las obras minúsculas de degradación y las consecuencias no planeadas de un proceso, como escoria sobrante sin interés , permiten develar aquello oculto por los grandes relatos anquilosados de fe ciega en el progreso ilimitado y el crecimiento infinito económico y técnico.
Pero aquí es importante señalar la diferencia entre ecología y ambiente. La primera como ciencia natural que estudia a los ecosistemas, y el segundo como el resultado de la articulación sociedad-naturaleza. Es decir que el análisis de la problemática ambiental debería necesariamente incluir los aportes de las diversas ciencias sociales en general y de la sociología y la economía en particular, al enfocar estas su interés, entre otros, en los grupos y actores sociales y sus conductas con respecto a la satisfacción de necesidades y generación de riquezas, aspectos principalmente relevantes en la articulación sociedad-naturaleza. Entonces debe quedar claro la solución de continuidad existente entre la ecología y la problemática ambiental. La primera como disciplina específica que ejecuta su recorte habitual de la realidad, y la segunda como una sumatoria de factores y componentes que requieren un recorte y un marco explicativo particular (con el aporte diferencial de las distintas especialidades) de acuerdo al problema de que se trate.
Las ciencias sociales deben cumplir un rol fundamental a la hora de entender el porque y el como del accionar humano con respecto a la naturaleza, problema que le es ajeno a la gama de disciplinas naturales, físico-químicas e ingenieriles que estructuran en forma dominante el discurso ambiental . Es que la problemática ambiental, en su génesis, es una cuestión de carácter eminentemente social. La problemática ambiental surge de la manera en que una sociedad se vincula con la naturaleza para construir su habitat y generar su proceso productivo y reproductivo. Entonces, teniendo en cuenta este orden conceptual en la cadena de hechos y en la conformación de los procesos, ahora si, se debe reconocer la necesidad de acudir a la concurrencia de una gama variada de disciplinas (sociales y naturales) para poder dar cuenta de la complejidad de los fenómenos estudiados. A partir de aquí es que se puede generar un diálogo interdisciplinario, indispensable para el abordaje de esta problemática.
Sin embargo el aporte de las ciencias sociales y en particular de la sociología a la cuestión del ambiente ha sido escasa hasta el presente. Los diagnósticos sobre la incorporación de la sociología a los programas de formación ambiental en América Latina así lo indican (PNUMA, 1985; Leff, 1988). Parecería que hay una resistencia a incorporar la relación de los hombres con la naturaleza a los paradigmas, marcos teóricos y metodologías de la sociología. Las relaciones de poder, las conductas de los diversos grupos y clases sociales, el papel del Estado, el trabajo y la tecnología, la formación de movimientos sociales, etc., son componentes necesarios a la hora de interpretar a la problemática ambiental desde la óptica de las ciencias sociales. Sin embargo, poco es lo que se ha avanzado en la formación de una sociología que pueda dar cuenta de todas estas cuestiones.
Este trabajo tratará, desde una óptica que intenta contemplar los diversos factores que se entrecruzan, la relación sociedad-naturaleza en el plano de la apropiación material del entorno, vista dicha relación como un proceso complejo en donde entran en juego diferentes elementos del orden natural y del orden social. Constituye un ensayo de como poder abordar la temática ambiental desde las ciencias sociales, en especial la sociología, haciendo hincapié en dos de los diversos componentes que intervienen: el trabajo y la tecnología.
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