¿Tienen valor los recursos naturales? ¿en qué lugar de la ecuación económica del proceso de producción se encuentra el recurso natural? ¿qué dicen las teorías económicas respecto a los recursos naturales? ¿qué dicen las teorías del valor?
Para cualquier profano y no especialista, la primera pregunta tiene una clara respuesta; porque es obvio que los recursos naturales tienen valor. Si no fuera así, la guerra del gas de octubre de 2003 en Bolivia no hubiera tenido sentido; ¿por qué se movilizarían cientos de miles de personas por algo que no tiene valor? Si no fuera así, luego de octubre de 2003, con la nacionalización de los hidrocarburos, no hubiéramos recuperado nada con valor, y por lo tanto no se hubieran incrementado los ingresos del Estado como se han incrementado después de haber recuperado la propiedad de los hidrocarburos. Si no fuera así, hubieran sido inútiles las vidas sacrificadas y la sangre derramada por los profanos y no teóricos, y los que tratamos de pensar la realidad tendríamos que cuestionarnos seriamente nuestra razón de ser, pues la realidad nos estaría negando dramáticamente.
Pueden decir lo que quieran las teorías; la realidad ha sido para nosotros lo suficientemente evidente como para tener clara esta primera respuesta: los recursos naturales tienen valor.
Sin embargo, las otras preguntas -planteadas arriba- nos remiten inevitablemente a las teorías. Y las teorías son justamente las que nos tendrían que permitir entender con mayor precisión la realidad, para poder actuar sobre ella con conciencia de lo que queremos y hacia dónde queremos seguir.
Y es aquí donde las respuestas no son tan obvias. Y es aquí donde las respuestas no son suficientes; particularmente para quienes entramos a la teoría en busca de respuestas para nuestra necesidad práctica de actuar sobre la realidad para transformarla; en busca de respuestas para definir lo que queremos y hacia dónde queremos ir.
Muchas veces, durante los años en que los bolivianos peleamos por recuperar la propiedad de nuestros hidrocarburos, hemos oído decir a los teóricos y expertos que los hidrocarburos en los yacimientos –esto es debajo de la tierra- no tienen ningún valor; también les hemos oído decirnos que era absurdo que digamos que con la ‘capitalización’ de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos habíamos regalado a las empresas transnacionales un valor de más de cien mil millones de dólares en hidrocarburos, porque lo único que se valoró a la hora de ‘capitalizarla’ fue su valor contable, en libros, no los hidrocarburos, que fueron entregados de yapa, como algo no cuantificable y valorable.
Para los expertos, para los teóricos económicos, era completamente coherente y aceptable y nos miraban con cara de desprecio cuando les reclamábamos por qué las empresas petroleras gastaban 2 dólares para producir un barril de petróleo y lo vendían a 60, 70, 80 dólares, teniendo ganancias exorbitantes; para ellos era absolutamente normal aquello; en esas ganancias no estaba incluido ningún valor del recurso, eran simplemente ganancias del capital; nos hablaban de capital de riesgo, nos hablaban de inversiones multimillonarias que tenían que recuperarse, de VAN (Valor Actual Neto), de TIR (Tasa Interna de Retorno); nos contaban complejas y elaboradas construcciones teóricas, matemáticas, financieras, proyecciones … etc. etc.; todo lo imaginable y lo no imaginable para decirnos que el capital debía, podía y tenía derecho a ganar mucho dinero … muchísimo dinero … ¿y el valor del recurso natural? … el recurso natural no tenía ningún valor, cuando mucho significaba un gasto adicional que –bajo la forma de “regalía”- se tenía que pagar al propietario de ese recurso. Lo dijeron ya hace más de cien años: la propiedad del recurso natural era un “obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas y para el capital” y la teoría se quedó contenta con esa afirmación sin molestarse en absoluto en cuestionar su validez.
Más todavía, para no violar nuestra Constitución y nuestras leyes y apropiarse del mayor porcentaje posible del valor de ese recurso natural, los expertos se inventaron que los bolivianos éramos propietarios de los “yacimientos de hidrocarburos” y que las empresas eran propietarias de la “producción de hidrocarburos” y que –como alguien lo dijo hace unos meses atrás en una entrevista- “las empresas petroleras se habían ganado esa propiedad con su trabajo”.
¿Qué sucede con la teoría, que nos entrega estas respuestas? ¿en qué momento nuestra percepción de la realidad se separa tanto de las teorías económicas? ¿Por qué los pueblos derraman sangre por sus recursos naturales y los expertos se empeñan en invisibilizar o ignorar su valor?
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ResponderEliminarHola, gracias por comunicarte.
ResponderEliminarPor favor, vuelve a intentar en el link Leer completo. Si el problema persiste, escribinos a marxismoecologico@gmail.com
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